La aprobación de la Declaración Conjunta en junio de 2000 devino un gran acontecimiento que trajo la transición de la historia de división nacional caracterizada por la desconfianza y enfrentamiento a la de reconciliación, unidad, paz y reunificación, comienza el texto y prosigue:

Lamentablemente, hoy en día, persiste el clima conflictivo y bélico en las relaciones N-S quedando cerradas las vías de viaje recíproco, contacto, diálogo y actos por la reunificación.

Esto es el resultado de la negativa a la mencionada declaración y del fomento de enfrentamiento fratricida.

En particular, resultó frustrado el acto conjunto nacional en homenaje al 11º aniversario de publicación de la Declaración Conjunta programado en Kaesong, que acordaron y vinieron preparando las entidades civiles del Norte, el Sur y de ultramar. Esto significa la negación abierta a la concordia nacional, la paz y la reunificación.

Se registrará en la historia el aborto de ese acto, resultado del divisionismo nacional, que obstruye la unidad nacional, la cooperación y el intercambio entre los connacionales y persigue el enfrentamiento. Los que causaron la cancelación del acto tendrán que pagarlo caro tarde o temprano.

Que todos los compatriotas se unan en un solo bloque para implementar la Declaración Conjunta del 15 de Junio. Esto es el compromiso y el juramento que toma ante la nación coreana el Comité Conjunto Nacional para la ejecución de la Declaración Conjunta del 15 de Junio.

La única salida, que nos permite superar la situación actual al borde de conflicto armado, está en poner en práctica dicho documento.

El Comité Conjunto Nacional del 15 de Junio se pondrá al frente de las campañas para promover la reconciliación y la unidad de la nación y alcanzar la paz y la reunificación independiente.

Son temporales los graves obstáculos que frenan la ejecución de la Declaración Conjunta. Nadie puede detener jamás la corriente torrencial de la época del 15 de Junio.