Esto deviene el acto criminal de llevar mas al extremo la situacion de la Peninsula Coreana que llega al borde de la guerra.

Asi senala el periodico Rodong Sinmun en un comentario individual del dia 9 y continua:

Ahora, debido a las imprudentes maniobras de enfrentamiento y guerra de los titeres surcoreanos cautivados por la ambicion de agresion a la Republica Popular Democratica de Corea la situacion de la Peninsula Coreana esta en el estado muy tenso de estallar en cualquier momento la guerra.

Lo mas peligroso es que desde los primeros dias de enero las fuerzas belicistas norteamericanas armaron alborotos militares contra la RPDC adhiriendose a tales maniobras de los titeres surcoreanos.

Es indiscutible el que tal movimiento militar de las fuerzas belicosas norteamericanas y surcoreanas deviene el acto provocativo para destruir la paz y la estabilidad de la Peninsula Coreana puesta en el estado inestable y llegar al extremo el peligro de la guerra nuclear.

En estos dias los belicistas norteamericanos hablan abiertamente del "uso de la fuerza militar" contra la RPDC. Coincidiendo en tiempo con eso, las tropas agresoras norteamericanas ocupantes del Sur de Corea y los titeres surcoreanos desarrollan casi diariamente los freneticos ejercicios de guerra, lo cual es, sin excepcion, una guerra preliminar para revisar y perfeccionar la capacidad de ejecucion de las ya trazadas piezas de guerra agresiva a la RPDC y el intento militar para darle en cualquier momento a esta el ataque preventivo.

Tales maniobras de EE.UU. por la preparacion de la provocacion de la nueva guerra someten al pueblo coreano a elevar mas la vigilancia revolucionaria y poseer la poderosa fuerza disuasiva para hacerle frente.

El pueblo coreano desea la paz, pero no teme jamas la guerra.

Si las fuerzas belicistas yanquis persiguen por fin la guerra el ejercito y pueblo de Corea asestaran el golpe demoledor a los agresores empleando todas las fuerzas y la potencia espiritual consolidadas con el poderio del Songun (priorizacion militar).

Las fuerzas belicistas norteamericanas deben darse clara cuenta de la voluntad del pueblo coreano y abandonar sus imprudentes maniobras militares.