Ultimamente, flotan en la administracion norteamericana las opiniones tales como "la normalizacion de las relaciones sera posible cuando Corea renuncie primero a sus armas nucleares" y "la misma nunca sera posible antes de la renuncia nuclear total y verificable".

Esto deviene una muestra del autoritarismo de gran potencia de EE.UU., que considera la normalizacion de las relaciones como un regalo a nuestro pais, y la tergiversacion de la esencia del problema nuclear de la Peninsula Coreana.

Estaria equivocado EE.UU. si piensa que la normalizacion de las relaciones con la RPDC es un pago a la renuncia nuclear por esta.

Nuestro pais fabrico las armas nucleares no para la normalizacion de las relaciones o la asistencia economica y otras cosas con EE.UU. sino para defenderse de la amenaza nuclear proveniente de este pais.

La realidad de la Peninsula Coreana muestra que se puede vivir sin normalizar las relaciones con EE.UU., pero es imposible subsistir sin el disuasivo nuclear.

Nuestro pais vivio ya varios decenios sin normalizar las relaciones con EE.UU. y sigue viviendo hoy tambien sin vacilaciones.

La normalizacion de las relaciones y el problema nuclear son asuntos totalmente apartes.

Lo que ansia nuestro pais no es la normalizacion de las relaciones con EE.UU. sino consolidar por todos los medios el disuasivo nuclear para defender mejor la seguridad de nuestra nacion.

El problema nuclear de la Peninsula Coreana es, en su esencia, el asunto de las armas nucleares norteamericanas vs. las nuestras.

Aunque haya la normalizacion de las relaciones RPDC-EE.UU. en el terreno diplomatico, no cambiara ni un apice el status de poseedor de armas nucleares de la primera mientras persista, aunque en lo minimo, la amenaza nuclear del segundo.